Cuando la protección se transforma en terror

Este artículo es muy diferente de los demás que he escrito en esta Buhardilla. Por varias razones. En primer lugar, porque voy a tratar de reflejar los hechos más que mis propias opiniones. Creo que, de lo contrario, estaría restando credibilidad a los terribles acontecimientos que han sucedido hoy al filo de las dos de la tarde en la calle San Lorenzo de Valladolid. Sin embargo, y esta es la segunda diferencia, no puedo dejar de contar la experiencia desde un punto de vista personal y directo, ya que yo mismo he sido víctima de lo ocurrido. Se lo debo a la honestidad y a la coherencia.

Manifestación convocada por Parados en Movimiento (12)A la 13:30 de la tarde aproximadamente finalizó en la Plaza Mayor la lectura de un manifiesto por parte del representante de “Parados en Movimiento”, organización que había convocado la manifestación por el centro de la capital del Pisuerga en protesta contra las políticas del Gobierno de España, y a la que se habían unido decenas de colectivos y ciudadanos anónimos. En total, varios miles de personas se concentraron en la histórica plaza principal de la ciudad pucelana.

Concentración frente a Parrilla de San Lorenzo (3)Con posterioridad, algunos manifestantes, apenas un centenar, continuaron marchando por los alrededores de la Plaza de Coca, porque alguien había informado de que en dicha zona se encontraban los miembros que habían participado en la Convención del Partido Popular, celebrada desde el viernes en el Auditorio Miguel Delibes. Finalmente llegaron a la puerta del emblemático restaurante “La Parrilla de San Lorenzo”, donde se detuvieron. Al parecer, allí estaban comiendo miembros del Gobierno y del PP.

Concentración frente a Parrilla de San LorenzoInmediatamente se vieron rodeados por miembros de la Policía Nacional, que se desplazaron a pie y en furgones hasta el lugar. No había gran diferencia entre el número de agentes y el de ciudadanos reunidos. Después de apenas cinco minutos, durante los cuales los manifestantes no incurrieron en ningún tipo de acto violento ni de provocación, más allá de su pacífica protesta –principalmente entonando el lema “vuestros sobres son nuestros recortes”–, la Policía decidió disolver por la fuerza la pequeñísima concentración, cargando brutalmente contra los allí congregados.

Nadie había hecho el más mínimo ademán de entrar en el establecimiento, ni siquiera de bajar las escaleras de piedra que preceden la entrada, que tal vez hubieran podido justificar una intervención policial de corte disuasorio y sin violencia. Sólo gritaban y protestaban.

Se sucedieron gritos de terror y pánico. Sobresalió el chillido desquiciado de una chica que observaba cómo agredían a su compañero. Los antidisturbios –aunque allí no existía disturbio alguno– detuvieron a varias personas y golpearon con extremada y desproporcionada violencia a todo el que no se alejaba, arrojándolos al suelo o golpeándolos en cualquier parte de su cuerpo. Un buen número de víctimas eran personas de mediana edad, en torno a los cincuenta años. Había miembros de la asociación “Parados en Movimiento”, del 15-M y de otros colectivos, además de personas anónimas. Un hombre que pasaba de los sesenta se sentó en un banco, doliéndose ostensiblemente en la zona de la ingle, donde le había impactado una porra. Un policía que lucía un canoso bigote de principios del siglo XX llamó a voz en grito “parásito social” a un hombre que rondaba la ancianidad y que le estaba recriminando su actitud.

Algunos de los pocos que quedaban en el lugar insultaban a la policía, pero eran muy pocos. La mayoría se retiraban despavoridos o trataban de hablar y pedir explicaciones a los agentes. Estos, completamente reacios a contestar y a razonar mínimamente, simplemente avanzaban con determinación e instaban con agresividad a que todo el mundo abandonara el sitio. Lo cual finalmente ocurrió, a excepción de unas decenas de personas que se quedaron interesándose por los heridos o detenidos.

Después, la Policía mantuvo un perímetro de seguridad en torno al restaurante propio del que se hubiera establecido en caso de atentado terrorista, impidiendo a las personas que avanzaran en dirección a la calle María de Molina o por la pequeña vía de Pedro Niño.

Los acontecimientos también han sido constatados y reflejados por el medio digital Último Cero.

Hasta aquí, la visión global de los hechos contemplados, tal cual sucedieron. Ahora, pasaré a relatarlo desde mi posición personal.

Yo me encontraba siguiendo la marcha en calidad de periodista. Sobre todo captaba imágenes. En ellas se puede apreciar claramente lo inofensivo de la concentración y la veloz toma de posiciones de la Policía.

Concentración frente a Parrilla de San Lorenzo (2)Instantes antes de que los antidisturbios comenzaran a cargar, uno de los agentes se acercó a mí y me solicitó agriamente la documentación. Le pregunté la razón por la cual la necesitaba y reiteró su petición con mayor virulencia, sin dejar de mirar hacia mi teléfono. Le expliqué que era periodista y estaba tomando fotos, pero no le importó. Iba a retenerme, cuando de pronto uno de sus compañeros le dijo que había que cargar. Eso me salvó. Irónicamente, fue la violenta disolución de la reunión la que impidió que me requisaran el dispositivo móvil o que me detuvieran.

Acto seguido, reflejé como pude, a distancia, algunas imágenes de la desmedida actuación policial. No está muy bien grabado y en absoluto se observa todo lo que pasó, pero es el único testimonio visual que pude recoger, ya que estaba asustado y temía que me agredieran.

Por fortuna, hubo otra persona que, desde una de las ventanas de los edificios colindantes, captó un video bastante más esclarecedor sobre lo ocurrido.

No obstante, el verdadero miedo en el cuerpo me invadió con posterioridad, cuando, una vez que la agresión cesó, me acerqué a los agentes para tratar de recabar su punto de vista sobre los hechos. Les dije que era periodista y me dirigí a ellos con suma cautela y toda la educación que pude reunir. Algunos simplemente se negaron a hacer declaraciones y no me miraron, pero hubo uno de ellos, un policía joven, de veinte y algunos años, que se fue a por mí. Totalmente fuera de sí y soltando saliva por la boca, colocó sus pies sobre los míos y me gritó. Me pidió la acreditación. Le expliqué que yo estaba allí recogiendo los hechos y que no disponía de acreditación, pues se trataba de unos sucesos que estaban ocurriendo en la calle, no en el contexto de un evento que la requiriera, pero él bramó que yo era un particular. Me conminó a que pusiera pies en polvorosa con una virulencia que pocas veces he visto en persona alguna. Cuando me iba a dirigir a mi casa –continuando por San Lorenzo y Santa Ana en dirección a la Plaza Zorrilla– me bloqueó con sus brazos el paso y me impidió seguir caminando. Tuve que regresar dando la vuelta por la Plaza Poniente y a través del Paseo de Isabel la Católica. Hasta que no llegué a mi casa no me sentí seguro.

Aún ahora, varias horas después, sigo con el miedo metido en el cuerpo. Jamás pensé que en mi propia ciudad mis ojos algún día contemplarían como se apaleaba brutalmente a ciudadanos simplemente por enunciar proclamas de protesta. Nunca imaginé que algún día sobre las calles de mi localidad natal, por ejercer mi profesión, me iban a tratar como a un delincuente. Ni en mis peores pesadillas pude suponer que algún día se me iba a impedir pasear libremente por una de esas calles. Ni siquiera en los más pesimistas de mis augurios me planteé que algún día sentiría auténtico terror provocado por aquellos que supuestamente han de proteger a la ciudadanía. De hecho, no estoy seguro de que escribir esto y colgar las imágenes no me acarree algún tipo de consecuencia negativa. Hoy, por primera vez en mi vida, no me siento seguro en mi país al hacer uso de la libertad de expresión.

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149 respuestas a Cuando la protección se transforma en terror

  1. neonito dijo:

    creo que conozco a un policía al que no veo actuando asi. solo lo creo. pero ese energúmeno que se ha subido encima tuyo, tiene pinta de ir alterado por las drogas. y pienso que fomentado por sádicos como el que deben tener de jefe y que les azuzó para la carga. eso es el cáncer de las fuerzas, jóvenes descerebrados a las ordenes de enfermos mentales con el deber impuesto como bandera de su vida. pensaba que cuando muriera aquella vieja guardia y generación de pseudo fascistas por ignorancia, cabria la posibilidad de regenerar el panorama social. pero no. se han reproducido…… y una nueva generación joven sigue pensando y actuando igual…..esta la cosa muy difícil, pero no hay que cejar en la intención…..

    • alber4 dijo:

      Hola Neonito. Es justo la misma sensación que tú describes la que tuve yo, la de que estaba drogado ese agente, porque no era normal su expresión. Daba la impresión de que estaba poseído, realmente terrible. Tengo que pensar que no todos los antidisturbios jóvenes son así, porque de lo contrario el terror irá en aumento. Un saludo y gracias.

  2. jaga1 dijo:

    Enhorabuena por tu valentía. Yo trabajé durante 33 años en un medio de comunicación y hace año y medio pedí la cuenta y me fuí… no queria, ni quiero, ser participe de tanta mentira, de tanta hipocresía, de tanta desinformación. Los grandes medios están TODOS comprados y dirigidos… Yo no era periodista, mi trabajo era el marketing…pero no podía engañar más a las PERSONAS vendiendoles porquerías innecesarias…
    Un abrazo fuerte alber4

    NOTA: Conozco personalmente la información que comparto de que están todos comprados, pq durante un tiempo mi trabajo fue en el Dpto. Financiero.

    • alber4 dijo:

      No sabes lo que agradezco este comentario, este mucho más a título personal que como enriquecimiento del artículo, aunque también en este último sentido. Yo no he tenido la «suerte» de ser contratado por ningún medio de comunicación grande, porque cuando acabé la carrera la crisis en el sector estaba en plena ebullición y resultaba imposible, así que desconozco los entramados siniestros de los medios generalistas, pero lógicamente los intuyo. Testimonios como los tuyos los tendría que conocer todo el mundo, para que los ciudadanos supieran de donde está extrayendo la información que a la postre genera sus juicios y opiniones. Un abrazo, compañero, y muchas gracias.

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  4. Javier dijo:

    ¿Esto es lo que vosotros llamáis libertad de expresión? ¿Solo os podéis reunir vosotros? Si alguien es militante de un partido que no defiende vuestras ideas tenéis que ir a acosarles y joderles el día. Bravo, sois unos demócratas increíbles.

    • alber4 dijo:

      Hola Javier, perdona el retraso a la hora de responderte, pero he tenido unos días complicados. Decirte que creo que no tienes ninguna razón en lo que dices, pues allí nadie acosó a nadie, que es una palabra con un significado bastante diferente a lo que aquellas personas estaban haciendo allí. En el salario de un político está implícito el soportar críticas de la ciudadanía, siempre que se hagan sin violencia, como era el caso. Los manifestantes estaban en la puerta del restaurante, nadie entró ni hizo amago de penetrar al establecimiento, con lo cual no veo el acoso del que tú hablas por ningún lado. Por otra parte, te recuerdo que yo soy un periodista que estaba cubriendo el acto y no participaba en ningún caso de la manifestación. Lo cual no quiere decir que pueda simpatizar con las protestas al gobierno, obviamente, pero como periodista me mantenía al margen y únicamente tomaba imágenes y constataba los hechos. Acoso y hostigamiento es lo que hicieron los policías conmigo, una persona ajena a la manifestación, cuando me requirieron la documentación y me iban a retener por realizar mi trabajo. Me parece que estás viendo solo las cosas desde un lado, te recomiendo que intentes ser un poco más objetivo, seguro que puedes. Un saludo y gracias por participar.

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  6. María dijo:

    La única manera de que esto deje de pasar, es contarlo. O perdemos el miedo, o nos comeran. Ánimo.

    • alber4 dijo:

      Totalmente de acuerdo, María. El problema es que, además de los ciudadanos, que han de contarlo en sus círculos más cercanos, a través de las redes sociales, etc, los que mayor responsabilidad tienen en este sentido somos los periodistas. Y he decir, por mucho que me joda, que, salvo contadísimas excepciones, las personas que ejercen esta profesión no tienen ningún interés en ser independientes y honestos, ya sea por miedo, comodidad, rutina mal aprendida o por otras razones. Lo estoy comprobando con impotencia y bastante asqueo a raíz de los sucesos del domingo. Es muy lamentable. Muchas gracias, María, por tus ánimos y por participar.

  7. remigio III dijo:

    Solo tienen una única razón: la fuerza y la brutalidad. Son herederos de los que mataron nuestros abuelos por ser legales y leales a su país y gobierno. Ahora se saben perdidos contra la fuerza de la razón y, atacan como lobos hambrientos de emular sus ancestros. Necesitamos democracia real ya. Cascos Azules para proteger los jueces honrados que juzguen tanta agresión mafiosa. Ninguna agresión debe quedar impune, ninguna. A nuestro País Valenciano la brutalidad se desmadró contra los ciudadanos. Agresiones de los grupos violentos itinerantes uniformados injustos y contra mayores y gente que por despiste pasaban por allí. Como dicen, sus ancestros mataban con armas , estos pretenden mantenerse y nos matan con leyes injustas, extorsiones y amenazas.

    • alber4 dijo:

      Hola Remigio. No sé si son herederos directos de una generación que creía en el uso de la fuerza para amedrentar a los que se oponían a sus dictámenes, pero lo que sí que tengo claro es que son herederos de una cultura violenta, que pienso que está volviendo a florecer en España, pese a que durante bastantes años ha estado muy dormida, aletargada, silente, lo cual no quiere decir que no existiera, pues jamás se fue. Muchas gracias por tu aportación.

  8. Reyes Rodrigez dijo:

    creo que habría que recoger firmas ¡¡¡y pedir que cese la violencia policial .Tenemos que parar esto .
    Me recuerda a una época ya pasada…
    Si se puede¡¡¡

    • alber4 dijo:

      Por supuesto, Reyes, todas las iniciativas pacíficas son posibles y necesarias, como la que tú propones. De hecho, cada vez hay más en este sentido, sobre todo gracias a las redes sociales y al poder de difusión de La Red. El problema es que da la impresión de que les importa muy poco a los que les tendría que importar, lo cual les convierte en cómplices, por acción u omisión. Muchas gracias por participar.

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  10. Manuel Sevillano dijo:

    A mi me da pena que haya algunos policías (y pongo algunos porque me quiero imaginar que como en todo, habrá de todo) se sientan tan poderosos y se crean con el derecho de hacer lo que les de la gana. Aunque cierto es que pueden, porque rara vez le va a pasar algo.
    Pero mas pena me da aún, que esos mismo hayan perdido toda su moralidad como ser humano y no sientan ni la mas mínima lástima por quién se ve obligado a salir a protestar porque no le queda otra después de haber perdido gran parte de lo que tenía.
    He conocido a gente desde que era pequeño, de dudosa empatía con el prójimo, racista, machista y bastante soberbia. Pues ahora algunos de ellos son policías. Que puedo esperar de ellos? Pues nada menos de lo que te ocurrió a ti con el chico joven al final. Se junta una mala combinación, juventud, poder y mala «follá». En estos casos, siempre me consuela saber que la gente con este carácter creo que será un poco menos feliz en la vida porque casi todo le amarga. No hay que desearle el mal al prójimo, pero tampoco es necesario desearle el bien.

    • alber4 dijo:

      Me he sentido muy identificado con tu comentario, Manuel. Porque yo también he conocido a gente así a lo largo de mi vida y siempre me planteaba lo mismo: algunos de ellos llegarán a ocupar cargos de responsabilidad pública, gestionarán y administrarán temas tan sensibles como la protección, seguridad de las personas, el trabajo, la justicia… Yo tampoco deseo el mal a nadie, pero sí les deseo que sean apartados de esos puestos para siempre. El problema también es el propio sistema, que no tiene filtros ni mecanismos adecuados para impedir que esas personas lleguen allí. Un saludo y mil gracias por tu aportación.

  11. ramon dijo:

    Tu articulo me ha abierto los ojos.jamas volverè a mirar con buenos ojos a esta atajo de macarras que no sirven màs que para esto,es alo que entrenan,en vez de entrenar sus mentes.JAMAS VOLVERÈ A VOTAR ALA DERECHA.tampoco ala izquierda,pue estos uniformados asalariados serán los mismos.ANIMO OSCAR

    • alber4 dijo:

      Gracias, Ramón. Como bien apuntas, yo creo que el poder para cambiar el sistema está en una estrategia colectiva de cara a las urnas por ahora imposible, en la línea de lo que proponía el 15M en las últimas elecciones, aunque es un tema que todavía no he tratado en esta Buhardilla. Pero lo tengo en «pendientes preferentes». Yo no creo que sea tanto un problema de ideologías, porque esas han existido siempre, son innatas al ser humano y por tanto seguirán existiendo, el problema es de los partidos políticos que se las atribuyen en este país. Me alegra de que mi artículo te haya servido y te digo de corazón que a mí también me sirve mucho tu comentario. Un saludo y gracias.

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  15. Lola dijo:

    Yo no paro de preguntarme algo que creo, se responde sólo: ¿quién comía entonces en ese restaurante para justificar esa carga? Apostaría que era Delegación del Gobierno en pleno y el mismísimo emperador desnudo que nos gobierna.
    ¡Qué vergüenza!
    Gracias por el artículo y ánimo, que lo necesitamos.

    • alber4 dijo:

      Hola Lola. Es evidente que alguien dio la orden de cargar contra los que estaban allí reunidos, porque yo mismo contemplé con mis ojos (y así queda retratado en una de las fotografías) como uno de los agentes se comunicaba a través de su intrauricular con alguien. Y, pocos instantes después, actuaron. Quien estaba dentro del restaurante no lo sé, pero está claro que el Subdelegado del Gobierno dio la orden. No fue una carga decidida in situ por los antidisturbios. Además, llegaron después que los manifestantes, montaron el cordón alrededor del restaurante y actuaron. Resulta evidente que alguien importante estaba en el establecimiento. Muchas gracias por participar y un saludo.

  16. Vota y Calla dijo:

    Gracias por tu entrada amigo. Muy buena.

    Los «nunca imaginé» de tu párrafo final olvidaban de donde vienen los miembros de este Gobierno. Es que aquello está muy reciente.

    Te dejo la entrada que he colgado hoy al respecto, para la que me he documentado, entre otros textos, con tu artículo:

    http://www.votaycalla.com/obediencia-debida/ «Obeeediencia debida».

    Un saludo, amigo. Tu miedo está justificado (yo también lo tengo), pero hay veces en las que no se puede hacer otra cosa que lo que uno cree correcto.

    • alber4 dijo:

      Me ha encantando tu artículo. Reflejas perfectamente el estado de psicosis que están creando este tipo de actuaciones. El problema es que ni mucho menos todos las denuncian y los que menos los medios de comunicación. Te invito a que leas el próximo artículo que voy a publicar seguramente mañana, porque hablo precisamente de eso. Mientras seamos cuatro anónimos periodistas blogueros o de medios poco conocidos los que lo hagamos no se va a cambiar nada ni se va a conocer la verdadera brutalidad y represión dictatorial de estos antidisturbios (quiero pensar que el resto de la Policía Nacional es distinta). Un saludo y muchas gracias por tu valiosísima aportación.

  17. dabulper dijo:

    Esto me trae a la memoria cuando tenía 12 años y volvía a casa con mi madre de visitar a una tía. Pasábamos junto a la plaza de toros de Pamplona (1978), eran Sanfermines y la plaza debía estar llena, pues era la hora de la corrida. Lo que vimos nos dejó impactados: una densa columna de humo emergía de la plaza hacia el cielo como un pequeño volcán. Oleadas de personas salían de la plaza, despavoridas. Se me quedó grabada la imagen de dos mujeres cuya cara expresaba pánico. Una de ellas, la más llorosa, era evidente, por su falda mojada, que se había orinado encima.
    Mi madre, prudentemente, decidió desviarnos para no meternos en el follón que se oía en las calles laterales de la plaza.
    Un chico llamado Germán murio tiroteado. Creo que nunca se ha averiguado quien lo mató.
    Entonces los policias vestían de gris, gobernaba UCD y su ministro de interior era Rodolfo Martín Villa (http://pascualserrano.net/noticias/sobre-martin-villa-nuevo-consejero-del-201cbanco-malo201d-creado-por-el-gobierno-espanol).

    Parece que poco a poco volvemos a las tácticas del pasado.

    • alber4 dijo:

      Hola davulper. Lo primero, perdona por haber tardado tanto en contestar, he tenido unos días complicados. En segundo lugar, agradecerte tu aportación, que me parece muy valiosa, porque demuestra que los problemas en el abuso policial han existido con todos los gobiernos durante diferentes épocas y, aunque tal vez haya habido un período largo en el que este tipo de cosas no ocurrían con tanta frecuencia (o bien se silenciaban mejor), se vuelve a los métodos de una época en la que todavía no estaba muy consolidada la democracia, como si siniestramente estuviéramos dando pasos atrás hacia la represión policial de la dictadura franquista. Un saludo y muchas gracias.

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