El firmamento del amor

Hasta hace no demasiado, este morador de las alturas virtuales desconocía muchas cosas sobre el amor. Sabía lo básico. Quería a mi familia, había querido a algunas personas de fuera de ella y, en general, me había querido a mí mismo. Al mundo en general y a la vida que lo englobaba no les quería demasiado, pero supongo que eso había ido a rachas oscilantes, cual montaña rusa.

No me atrevería a afirmar que ahora sea un experto en eso del amor, pero sí creo que sé bastante más que antes. El libro que acabo de terminar, Un Corazón Lleno de Estrellas, ha supuesto zambullirme a través de una historia preciosa en ese entendimiento, en parte darme de bruces con él.

El protagonista es Michel, un niño que vive en un orfanato y que se propone encontrar las nueve clases existentes de amor (más una) para forjar un corazón de estrellas con el que poder salvar a la persona a la que más quiere. Esta premisa tan maravillosa sirve como eje para que el lector descubra las distintas manifestaciones del amor, todas interconectadas y que, una vez unidas, pueden urdir un órgano cardíaco que equivalga a todo “un firmamento para iluminar la noche de alguien muy triste” y rescatarlo de la oscuridad.

Esta novela corta fue escrita por Álex Rovira y Francesc Miralles a partir de una tragedia personal propia sufrida por el primero, la cual le llevó a experimentar un amor intenso como nunca lo había imaginado y a recibirlo desde lugares cercanos y otros mucho más remotos. Algo así le sucede también a Michel en la historia ficticia, porque el amor que le llega y que él mismo es capaz de hallar tiene su origen en el sitio más próximo posible y a su vez en otros distantes que se le acercan emocional y espiritualmente.

Me parece una definición tan precisa y conmovedora del sentimiento más importante que hay en el universo que sólo por eso merecería dar un sobresaliente a este librito que se lee en una tarde. Pero es que además el estilo con el que está redactado, en el que prima la sencillez y la expresión emocional directa sobre la adjetivación, la gramática compleja o los giros idiomáticos, resulta perfecto. No hay registro culto ni falta que le hace. Esta historia demandaba ser escrita así para llegar directa a nuestro corazón, que debería estar compuesto por cada una de las estrellas que persigue Michel, pero que muchas veces resulta incompleto e inmaduro, anhelante de que alguien nos aporte las piezas que nos faltan.

En mi caso, carecía de más de las que podía suponer hasta que alguien me fue ofreciendo retales de su ser y consiguió que mi tela emocional se fuese componiendo poco a poco, si bien supongo que nadie termina de confeccionarla del todo. Me hizo descubrir unas cuantas clases de amor de las que se recogen en este inolvidable trabajo literario, que además es su favorito, y reencontrarme con otras que yo negligentemente había olvidado. Para cerrar el círculo, es esa misma persona quien me dio la oportunidad de degustar su lectura. Como no puede ser de otra forma, le dedico esta modesta reseña. Aunque no esté, ni por asomo, a la altura de la grandeza de su regalo ni de su corazón lleno de estrellas.

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